Ya es lunes y vuelvo a la carga. Cuando se publique esta entrada, estaré escribiendo un examen de alemán bastante relevante. Por si las moscas, he dejado unas cuantas entradas preparadas, así que sea como sea, seguiré aqui.

Lo primero que las personas normales se preguntarán es: ¿qué es chupitifláustico? ¿Por qué chupitifláustico? Los más racionales se llevarán un dedo a la cabeza, que harán girar con cara de circunstancias, y se desapuntarán tan rápido como puedan. Otros no verán de que va la cosa, al fin y al cabo no hay diferencia entre la realidad y el sueño (¿verdad?). Si eres de esos, eres bienvenido. Si eres el repartidor de la pizza sé más puntual, pero gracias por pasarte. Si eres mi primer seguidor fiel, gracias igualmente: ya hay más de uno.
Bien, a lo que iba: tal y como NO sabéis, me estoy leyendo dos tochos que quivalen a ocho libros de la saga “Elric de Melniboné”. No tienen nada de especial, son un buen pasatiempo, bien escritos, y se leen rápido. En estos libros, la existencia de muchos otros planos alternativos se da por sentada. Sin embargo, ha sido uno de ellos el que me ha interesado particularmente: el de los sueños.

¿Habeis oido alguna vez a alguien decir que “si lo deseas con fuerza se cumplirá”?. El principio es el mismo: el ser humano tiene la capacidad de modificar la realidad a pequeña escala (a gran escala sería magia). Si la combinamos con la máxima según la cual cada decisión, cada movimiento, cada pequeña partícula que cambia de estado, dividen la realidad en varios, ya tenemos mundos infinitos. Por lo tanto, es imposible que no exista un mundo donde todos los sueños se cumplan. El mundo con el que sueñas: explicación científica incluida (¡¡tachán!!). Todo esto no aparece en el libro, simplemente es mi manía de sacar todo de contexto.
Da que pensar...