La magia: existen dos tipos, la magia libre y la Magia del Gremio. La primera es fuerte y salvaje y suele causar ligeros daños físicos a quien la utiliza (cierto personaje se quemó la garganta escupiendo fuego para sellar una puerta), generalmente en la boca o la lengua. En cambio, la Magia del Gremio se rige mediante runas y no es ni tan fuerte ni tan incontrolable. Con los símbolos adecuados, se puede obtener cualquier cosa. En alguna ocasión se ha dado una fusión de ambas, como en el caso de uno de los sirvientes de los Abhorsen, un espíritu poderoso pero a la vez dócil (la perra de Lirael). En el mundo de los muertos, la Magia del Gremio no funciona o es poco efectiva (a excepción de las campanas, que si mal no recuerdo eran producto de ella).

El Reino de la Muerte: cada vez que un Abhorsen desea devolver a la vida a un muerto, debe adentrarse en él. Este se representa como un helado rio, que cruza diez salas y arrastra los espíritus de los fallecidos hasta la décima sala, la muerte sin retorno. Si el cadáver acaba de perder la vida y el alma no ha pasado de la primera puerta, es posible devolverle la vida; ejemplo de ello es la misma protagonista (ya en el primer capítulo). En la primera sala apenas se percibe una engañosamente ligera corriente. Cuantas más puertas se cruzan de una sala aotra (a veces se requiere magia), los peligros crecen, algunos peligrosamente sutiles (en la tercera sala, todo es barrido por una imprevisible ola gigante cada medio minuto). También el poder de los muertos que los habitan. Los muertos capaces de regresar desde la novena sala son denominados “muertos mayores”. En el tercer libro se descubre al fin la verdadera naturaleza de la décima sala, la definitiva. ¿Adónde van todas las almas?
En el mundo real, quien está sumerjido en la muerte se congela superficialmente.

Las Campanas Necrománticas: ningún nigromante puede ejercer sin ellas, son imprescindibles. En el segundo libro veremos que también pueden adoptar otras formas. Cada campana tiene un nombre (de Abhorsen de anteriores generaciones) y un tamaño distinto. Todas ellas representan un gran peligro para su portador de no utilizarse con mucho cuidado y una gran preparación. Las siete campanas son, de menor a mayor:

• Ranna, la Adormecedora. En el caso de los muertos más débiles basta con tocarla para devolverlos a la muerte. También puede aletargarlos, al igual que a cualquier persona, y de no tomarse las suficientes precauciones, al propio usuario.
• Mosrael, la Despertadora. La campana más utilizada por los nigomantes. Como el propio nombre deja adivinar, sirve para rescatar muertos o simples espíritus y devolverles la vida. Como efecto secundario, sumerje al nigromante ligeramente en el Rio de la Muerte para compensar la liberación del espíritu, por lo tanto es más peligrosa cuanto más lejos se halle el invocado.
• Kibeth, la Andadora. Hace andar a todos, incluso al portador le es difícil resistirse. Puede restringir el movimiento de usarse de modo adecuado. En el caso de los muertos puede hacerlos adentrarse más en el rio.
• Dyrim, la Cantadora (creo recordar, o quizás fuese Habladora), da o quita la voz a los muertos. Tiene el tañido más bello de todas las campanas.
• Belgaer, la Pensante. Da o quita la memoria, manipula los recuerdos. Especialmente complicada de utilizar.
• Saraneth, cuyo nombre no recuerdo, ata a los muertos como un contrato. La más utilizada por los Abhorsens ya que permite controlarlos. Al igual que las demás, con el movimiento adecuado, su efecto se revierte.
• Astarael, la Plañidera. La más grande y peligrosa de las campanas, que obliga a quien la oiga claramente a penetrar hasta la décima sala de la muete y morir, sin posibilidad de volver atrás, también a quien la tañe, por ello la menos utilizada. De hallarse a suficiente distancia, se puede tratar de evadir su efecto mediante Kibeth o Mosrael. Esta solo fué utilizada en el primer y tercer libro, con trágicas consecuencias en ambas.

Las campanas se pueden combinar para obtener resultados más específicos (en el primer libro, Sabriel emplea a Kibeth y a Saraneth para liberar a una persona encadenada a la cuarta puerta).